Don Pablo

Don Pablo -dueño de negocios varios- quiere llevar al pobre Antonio Alcántara a hacerse un hombre de provecho y lo hace dándole una “oportunidad de negocio”, oportunidad de negocio que no es otra que coger la comisión que en forma de billetes de 1000 pesetas le ofrece un contratista, billetes que alcanzan los veinte mil duros de la época, tiempos en los que yo no había nacido.
El pasado domingo, a última hora de la noche, pasando canales me paré y me puse a ver esta serie de la primera “cuéntame” que la dan en el canal clan tv de rtve, la trama es tal y como explico al principio. Y sigo:
Pero resulta que Antonio Alcántara no es hombre que acepte sobornos por la educación que tiene, por ser hombre derecho, de pueblo, criado en una España donde el pobre era pobre por derecho propio, donde el hambre y la necesidad eran compañeras de fatigas y hasta de juergas, amigas de toda la vida, inseparables hasta la muerte y el rico, el rico, era rico por gracia de dios y del caudillo, amen de por haber ganado la guerra, es decir, como el tal Don Pablo.
El hombre no tropieza dos veces en la misma piedra, el hombre, creedme siempre está con el morro en el puto suelo de darse ostias en la misma piedra, en el mismo recodo del camino y hasta a la misma hora del día.
Al final Alcántara no sucumbe a Don Dinero, por poco.
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La historia se repite, Totana está llena de Don Pablos que añoran tiempos pasados donde el cacique manoseaba la honra del pobre a base de poder económico, y Totana tiene dentro de sus límites a algún que otro “servil” que se acerca a estos señoritos de cama con colchón de visco látex, como perro faldero y son utilizados para ejercer de viles interpretadores de la democracia.
Espero conocer a muchos Alcántara a lo largo de mi vida.
Por cierto, la próxima batalla contra Don Pablo, la libran los Antonio Alcántara en las europeas, no os quedéis en casa que no hay Pablo y mamporrero que no vote.